Lo que es incomprensible es que se abra un centro comercial sin los ramales necesarios para evitar atascos. En la planificación del centro se debió pedir que, paralelamente a la obra, se realizaran los de los accesos. Pero esta es la pescadilla que se muerde la cola. Constantemente pasa igual. Si nos remontamos en la historia desde la creación del Muelle de La Luz vienen los problemas. En el año 1902, fecha de la apertura, se tuvo que tener la visión de futuro de dar unas salidas amplias a lo que era un puerto en expansión. Había terrenos más que de sobra para crear una infraestructura viaria lo suficientemente amplia. Pero se pensó que el tráfico seguiría con carros y burros. Y con los años se han ido repitiendo los errores. Aquello del que el único animal que tropieza en la misma piedra es el hombre: se cumplió. Sucedió en el túnel Julio Luengo, circunvalación entrada a la universidad, accesos y salidas a Teror, Ciudad del Campo, los accesos al Estadio de Gran Canaria, y un largo etc. que culminan ahora con lo que se prevé a partir del 23 de noviembre, en Tamaraceite. En fin, cosas veredes, amigo Sancho.

Las carreteras de Gran Canaria.